Teléfono rojo
A aprovechar el tiempo
Dartañan, la penúltima de las frutitas de mi vientre se empotra casi en cualquier objeto, pone cara de Muñoz Ledo y se lanza a la mar, asegurando su condición de capitán de barco en alguna zona hogareña de Caleta o Caletilla.
“Sopla el viento, piratas”, nos grita a la prole de su navío que ni enterados estábamos de la navegación.
¿A dónde vamos mini Porfirio? -le pregunto-. A ningún lado.
Me lleva.
Hay viento. Hay condiciones de navegación. Nuestro capitán tiene más o menos conocimientos de la actividad pirata que debemos desempeñar pero no tenemos rumbo.
Así siento que navega el Estado de México. Conclusión: No hay buen viento para el que no sabe a dónde va.
A un año de la llegada de Alfredo del Mazo y luego de que la Cámara de Diputados se convirtiera en la Loca Academia de Voces, con las comparecencias de los secres, acá su pitcher emergente no sabe bien a bien, hacia dónde nos dirigimos.
Se ha cumplido más de un año de que los mexiquenses casi nos revelamos al futuro y le estábamos recordando al PRI que ya no lo respetaba casi nadie.
Un año de que el partidazo sufrió pero consiguió la victoria con la promesa de que todo cambiaría, luego del lúgubre gobierno encabezado por el Chapitas y su pandilla de pillos, la mayoría de ellos, hoy, disfrutando de su lamentable paso por el Gobierno.
Entre zancadillas y fenómenos naturales, nomás no agarra rumbo el barco. La marea crece en inseguridad, falta de talento en Movilidad, pobreza que se resiste a morir y dos o tres tormentas más que van desde la salud y la falta de medicamentos hasta la finanzas chuecas que dejaron y no quieren enderezarse.
El gabinete que es una mezcla como de Nosotros los Nobles y Lagunilla mi barrio, ha hecho poco por el Gobernador.
Si navegamos rumbo al futuro, les aviso que no hemos zarpado.
Lo fácil es el reproche llorón, melancólico e hiriente.
No le entro.
A un año me opongo al pesimismo y con libertad me incluyo para que el barco navegue.
No quiero hueso, advierto.
Quiero que recuperemos los ciudadanos nuestros derechos, disentir pero también a actuar. Si el barco se hunde, Leonardo DiCaprio no va a estar para salvarnos.
Es momento de ayudar a don Alfredo y levantar la mano.
Dartañan vuelve a gritar: “Vamos a la costa de Nunca Jamás”. Se arranca. Lo sigo. ¿Quién va?
Nos encontramos en @gfloresa7